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  • CON ZAPATILLAS

    Lo que es la vida… Yo soy de la época del «quiero entrar, en tu garito con zapatillas, que no me miren mal al pasar», y ahora tengo una colección de zapatillas que uso muchas veces hasta para ir al trabajo.

  • MIS NOTAS

    Me gustaría querer guardar las cosas que escribo. Me gustaría, para empezar, escribir un poco más.

  • ARRANCAMOS NAVIDAD

    Ha empezado diciembre y mis alumnos y alumnas ya solo piensan en cuántos días faltan para las vacaciones. En paralelo, mi padre y mi hijo ensayan un mix de dos villancicos flamencos con su profe de guitarra. Y mi hija cuenta las horas para poner el árbol de Navidad en casa. Total, que no descarto…

  • PARAGUAS

    He tenido paraguas de muchos tamaños y colores. El más bonito me lo regalaron en un «amigo invisible» hace unos años, y se me rompió el invierno pasado. Antes de tirarlo a la basura, corté la tela y la guardé. El caso es que por cuestiones meteorológicas (vivo en una ciudad con viento, ea), mis…

  • REFUGIOS

    Toca refugiarse en el papel, en los colores, en las texturas.

  • MI RAZÓN

    No me han elegido, soy la que soy y lo que soy. Pero en momentos concretos no solo son mi norte, sino también mi sur, mi este y mi oeste. Ellos, mis hijos. Mis niños. Mi razón.

  • ESTACIONES

    No hace tanto, ella escribió que el otoño se levantaría el día menos pensado y traería consigo viento, té caliente, juegos de niños… y bla bla bla (aquí). Pero la vida esta vez se iba a saltar el otoño. Sigue haciendo calor y a porrazo limpio el frío invierno lo oscurecerá todo. No se sabe…

  • COLORES DE OTOÑO

    Yo antes pensaba que el otoño era marrón, o verde. O marrón y verde.

  • HACERSE MAYOR

    Me voy haciendo mayor. Lo sé porque mi hijo ya está igual de alto que yo, porque mi hija no me deja que le compre ropa sin estar ella delante y porque cada vez que veo a Martín es más hombrecito.

  • VUELTA AL OTOÑO

    El otoño siempre ha sido mi estación del año favorita. Eso de «ni frío, ni calor, ni alergia» me deja el otoño de margen. Y de ahí a considerar el otoño como summum de la felicidad estacional hay un paso pequeñito que yo siempre he cruzado sin mirar atrás.