Mi hijo (adolescente, diré en su defensa) se olvidó la semana pasada de hacer un apartado de una pregunta en un examen de Lengua. Le preguntaron los grados del adjetivo, lo dejó para luego… y nunca más se supo. Bueno, se supo cuando se acordó a media tarde, y el profe lo habrá sabido al corregir, entiendo.
En fin. Que más allá de la empanada mental que se gasta a veces mi hijo (adolescente, ¿lo he dicho ya en su defensa?) me parece muy grave lo de perder los grados del adjetivo.
Me explico: yo puedo ser mala pastelera, peor pastelera que alguien, o la peor pastelera del mundo (mundial). Y oye, no es lo mismo. También puedo ser glotona, más glotona que un número de personas o la más glotona (¿del mundo mundial?)

Ahí lo dejo. Bueno, también os dejo unos pastelitos. Allá vosotros si os atrevéis a hincarles el diente, que los he hecho yo.
