Cuentan que viene el frío. El frío de verdad, el de todos los meses de enero, febrero y marzo en mi ciudad. Y a mí, mirando las fotos de un tag que hice no hace mucho (cuando no hacía tanto frío), me ha venido a la cabeza esa división del mundo entre frioleros y calurosos.

En realidad lo que me pasa es que me dan envidia, todos ellos. Yo también querría disfrutar al menos la mitad del año, y pasearme en manga corta aunque caigan chuzos de punta, o querer ponerme manga larga (sin sudar) en el mes de julio en cuanto estoy más de dos minutos en un sitio con aire acondicionado. Yo querría entrar en una categoría, saberme parte de un grupo.
Pero no. Yo tengo frío en invierno y calor en verano.

Pero si tengo que elegir, dame invierno, que la ropa de invierno me favorece más.
Dame invierno, aunque solo sea para que esconderme quede natural.